¿Alguna vez os habéis
preguntado cómo nos verán a los españoles fuera de nuestro país? Incluso entre
las comunidades autónomas de España se ha estereotipado a los integrantes de estas. La cultura general
de toda comunidad nos lleva a estereotipar a las demás comunidades que nos
rodean.
Así, España tiene fama
de ser un país de fiestas por lo que no parece un país digno de confianza, no
es un país serio. Puede ser que la crisis en la que España se ha visto envuelta
refuerce está falta de confianza que tienen los otros países en nosotros. A los
españoles, además, en otras culturas se los ve como perezosos y poco
trabajadores, aunque los habitantes del país no necesariamente cumplan este
estereotipo.
En la propia España se
juega con este estereotipo en la serie televisiva La que se avecina en la cual hay un personaje, Vicente Maroto, que
apenas se levanta del sofá y cuya línea representativa es “Qué pereza”. Incluso
hay otros personajes que le apodan “el hombre cojín”.
Del mismo modo,
Alemania se ve como un país serio, cuyos habitantes son los idóneos trabajadores
por su responsabilidad. Este estereotipo se lleva al límite con facilidad,
convirtiendo a los alemanes en personajes fríos, estrictos, severos y carentes
de sentido del humor.
Un ejemplo muy claro de
este estereotipo viene dado por la serie de dibujos japoneses Heidi (basados en la novela suiza del
mismo nombre) en los que aparece una institutriz muy estricta que todos los que
hayamos crecido con esta serie conoceremos, la señorita Rottenmeier,
institutriz estricta de la pequeña Heidi (a la que renombra Adelaida) y de
Clara, la alemana a la que Heidi hace compañía.
En otra tesitura, los
holandeses tienen fama de liberales, ecologistas, ahorradores y prácticos, pero
las dos últimas características que se les adjudican muchas veces dan lugar a
que se les vea como tacaños.
Un ejemplo existe en la
propia Holanda con una leyenda de un pueblo llamado Stavoren. Una mujer, a la
que se llama en la historia Lady of
Stavoren, es una viuda de un comerciante y su única preocupación es
conseguir más riquezas, sin importarle lo que pase con sus vecinos. Dado que es
una leyenda popular del folclore, esta mujer acaba arruinándose y así recibe lo
que se merece por no preocuparse por la población.
Estos estereotipos no
se dan exclusivamente en los tres países sobre los que hemos estado investigando,
sino que se extienden a la mayor parte del mundo pues los datos llevan a
conclusiones generalizadas. Así, otras nacionalidades se estereotipan: los
argentinos tienen excusas para todo, los estadounidenses saben poca cultura
general, los franceses son demasiado refinados hasta el punto de ser cursis o
los italianos tienen fama de ser donjuanes.
Carmen García López


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